VIERNES 9 DE ENERO-CASA DE CHARLY
Probablemente determinadas carencias alimentan el talento y la inteligencia. Algo así pasó el viernes pasado en lo de Charly quien frente a una destrucción total de su parrilla hogareña, se decidió a recibirnos, teniendo en cuenta lo siguiente:
* número de asistentes.
* comida a elegir en función de dietas, enfermos, etc.
* horario
* temperatura ambiente
* facturación mensual acumulada en el mes de enero
* situación bancaria de Herrajes Magliola
* afano y choque de su auto particular todavía no resuelto por la compañía aseguradora.
* horas a insumir en la tarea.
* situación de los sectores agrícolo ganaderos en la Argentina.
Fue así que disfrutamos de un catering inolvidable. Con la ausencia de Garchi y Héctor, ambos de viaje aunque por lugares y motivos diferentes, ahí estuvimos para hacer desaparecer una picada en 6 minutos y quince segundos. A continuación aparecieron platos, potes, bandejas, etc. conteniendo carnes de diferentes orígenes y salsas todas del tipo Bonosalsa: ajo, pesto, chimichurri, cebolla, etc. Extrañamente había también tomate y lechuga. Matambre, lomo, bondiola, todo preparado con días de anticipación, con procesos en el horno, planchas, freezer, etc., consumiendo horas que se le quitaron al sueño nocturno, para que nosotros tuviésemos todo a punto. Cuando ya no dábamos más, aparecieron salchichas parrilleras y pollo, ambos calientes, como para taparle la boca al que intentase quejarse de algo. Como había llovido comimos adentro, se tomó bastante, por no decir mucho y extrañamente dimos cuenta de 4 botellas de champagne, hecho insólito para un grupo tan recatado en las lides alcohólicas. Claro, uds. se preguntarán porque tanto esfuerzo, tanta dedicación. La respuesta: la presencia del TARRO, quien nos alegró la velada con detalles de los arreglos de su departamento. También hubo tiempo para alguna que otra discusión, que fue rápidamente aplacada por las serenas intervenciones de Gaby, quien entre anécdotas personales y reverencias al Che Guevara, actuó como intermediario entre algunos espíritus levantiscos. Para terminar, y pese a las pullas de algunos de los asistentes, Charly peló una pastafrola de aquellas, de la cual sólo quedaron las migas. A eso de la una de la mañana, terminó la reunión, todos salimos a la fresca noche que nos esperaba para dormir plácidamente, estómago lleno y mente relajada.
Labels: Cenas de los viernes
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