VIERNES 13 DE MAYO DE 2011
Debido a la inexplicable e inexcusable ausencia de nuestro cronista oficial me encuentro nuevamente frente al teclado. Agradezco la comodidad que me brinda mi ordenador portátil Olivetti Lettera 22 y espero que el espíritu de la Sra. De Gempbell me ilumine.
La reunión fue en lo de Jorge, Garchi para los íntimos, y nos dimos cita, de inicio, Charly, Palanga, Hugo, Pablo, Gabriel, Marcelo y el autor de esta crónica, Cacho.
Que lejos quedaron, que empequeñecidos están, cuan amortizados se los ven a esos atributos que hicieron de Garchi el picaflor emérito del grupo. Esto derivó en que el quía, para seguir levantando minas, aprendiera a cocinar, y nosotros la ligamos de rebote. Nos recibió con una variedad de exquisitas pizzas caseras de variados gustos, desde las clásicas con mozzarella, pasando por las de cebolla, anchoas, jamón y huevo duro, jamón y morrones, etc. etc. etc., provocando el celo de otros expertos gastronómicos como Charly, quien me susurró al oído: “….en la próxima que los reciba en casa a este lo hago bosta, mirá que venirnos con unas pizzitas……”
Lo de caseras nos generó alguna duda, dado que los bollos eran comprados, la salsa de tomates de caja, las cebollas de verdulería y el resto de los condimentos de supermercado, pero dejémosle ese calificativo como reconocimiento a su esfuerzo.
Hablando de Charly, fue él quien tomó la posta de entrada, haciéndonos un pormenorizado relato de los vínculos familiares que lo unían a las personas que organizaron la fiesta el día del cumpleaños de su amigo del alma, de su compañero de mil aventuras, de su socio en la música, de su……- tengo que parar porque una lágrima acaba de caer en la hoja Rivadavia –, llegando a la conclusión que Charly podría ser mi tío. Luego, como parte de su venganza, detalló el morfi y chupi pantagruélicos que desplegaron los anfitriones en el Hotel Emperador. Las pizzas ya las mirábamos de reojo.
A continuación, fueron el Chelo y el Gavilán quienes subieron al escenario, describiéndonos su travesía por las sierras de Córdoba, sus peripecias golfísiticas, y la importante contribución que hicieron a las arcas del tesoro Cordobés con motivo del funcionamiento defectuoso de las luces de la 4x4 del zurdito golfer.
De inmediato la tertulia se enfocó en nuestro próximo viaje, con la tranquilidad que nos da el hecho de que falta un montón y mientras tanto vamos viendo. Febrero nada, Marzo nada, Abril nada, pero bueno para el 20 de Noviembre hay tiempo. El Pai propuso mantener una reunión en breve con el Sr. que nos alquilaría las cabañas. Sí, el que llego hace tiempo, se quedaba un montón de tiempo, que ya pasó, y en breve se estará yendo.
Frente a la mención de Florianópolis, lugar de destino de nuestro tour, el Gavilán propuso como alternativa ir al Amazonas. Viva, viva, aleluya, albricias, albricias!!!!!!!!!! bramaban los gerontes. Sí, podríamos también tirarnos en parapente, alucinaba uno de los abuelos. Y también podríamos ir a surfear sobre las inmensas olas que se generan en la desembocadura del Amazonas en el Atlántico, proponía otro de los bosteros delirando con los 4 goles que Palermo le iba a hacer a River el Domingo. Pero la propuesta comenzó a tener visos de realidad cuando fue aceptada por el Pai, al enterarse de que muy próxima al lugar en donde nos hospedaríamos había una tribu de reducidores de cabeza.
Otra opción la propuse yo. Ir al centro con muletas en trenes que atrasan una hora, viajar en taxis que no pueden circular porque las calles están cortadas, intentar desplazarse con subtes no preparados para gente con dificultades y tratar de caminar por veredas destrozadas, pero la moción no fue aceptada por los presentes.
Para poner un poco de cordura a tanto desenfreno, uno de los nonos, no me acuerdo quién, comentó una anécdota que le había contado no se acordaba quién, que le había pasado a no se acordaba quién, pero que por boludear con andar a caballo en vacaciones, algo que no hacía frecuentemente, se rompió tres costillas y se perforó un pulmón. (N de R: era yo).
En medio del fragoroso debate sonó el timbre. Miramos nuestros relojes por cuanto eran aproximadamente las 0 hs. del Sábado y en el geriátrico nos habían autorizado a volver a la 1. Era el Negro, quién cumpliendo con lo prometido, no como otros, amigos de lo foráneo y despectivos de nuestras raíces históricas, se hizo presente a la hora del café.
Recibimos también la habitual llamada del Tarro desde La Pampa, quien en esta oportunidad sólo conversó con el dueño de casa y envió para el grupo sus saludos.
A partir de ese momento el debate se focalizó en la participación de los trabajadores en las utilidades de las empresas, intercambiando ideas con la moderación que corresponde y llegando a la conclusión de que algunas cuestiones en materia económica, a nivel mundial, tendrían que comenzar a cambiar.
Para finalizar quiero hacer mención a la crónica anterior. La misma fue redactada con esmero por un Cronista Jr. incorporado recientemente a nuestra redacción: Ni bola le dieron y unas palabritas de aliento no le hubieran venido mal.
Fotos no hay. Llevamos la máquina pero nos olvidamos el rollo.
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