DOS VIERNES DOS

Viendo las fotos, llama la atención que por casualidad, por un motivo u otro, somos pocos. Nos cuesta encontrarnos los viernes. En la primera, estamos en lo de nuestro líder itinerante, Garchi, quien con un excelente asado nos despidió dado que partía para tierras turcas y otras yerbas. No podemos dejar de remarcar la presencia del pampeano, quien esta vez, no llamó por teléfono. Ausente Hugo por viaje en Cataratas, Héctor por que sí, Charly sin motivo importante y Cacho todavía en las Uropas. Tenemos por otro lado al representante de la zona sur, el Chelo.
En la otra foto, otra vez un grupete, con las ausencias del Pai, Héctor, Chelo, el Tarro, Garchi y Cacho. Gran comida casera a cargo de Dergas, nuestro cheff, pero agarrate esta, con la aparición estelar de nuestro gran y querido Tano Toia, con quien la pasamos realmente muy bien.
No pregunten por otra cosa: no hubo quilombos (casi, casi, los extraño), del viaje seguimos sin definir nada y el resto...el resto es otra historia. Con uds., las fotos.

NO ES CASUALIDAD

Se acuerdan cuándo hacíamos un viaje y nos divertíamos? Bueno, por si no se acuerdan vaya un pequeño recuerdo. A lo mejor nos despertamos.

FOTO EN BLANCO Y NEGRO

Si, ya sé, alguno preguntará porqué lo hice. Bueno, no me hagan contestar lo de Maradona, pero...no es un documento de época?

QUE PASÓ?

No, no me pregunten que pasó. No me pregunten como fue. No me pregunten qué buscaba. No tengo respuestas. Se dice que las imágenes valen más que mil palabras. En este caso puedo asegurar que es así. Uds. querrán saber que pasó por su mente, que extraño virus atacó su cerebro en ese momento. No lo sabemos. La foto muestra el preciso instante en que 3 personas esperaban que Cacho se acercara para que 2 máquinas de fotos retraran una simple instantánea de 4 personas en la ciudad de Segovia. Bueno, como se puede apreciar, fueron 4 las personas que aparecen. Dos que se ríen en forma casi normal, una tercera con su brazo extendido para que se acerque el 4to. integrante. Pues bien, ese 4to integrante nunca llegó; preparó la máquina de fotos en automático y salió disparado como una bala, para incrustarse en unos arbustos que estaban bastante lejos del lugar donde supuestamente lo esperaban. Una vez adentro del ligustro, algo en su mente le dijo: no, acá no era el lugar de la foto. Raudamente dio media vuelta y apareció frente a nosotros, con la mirada perdida, sus manos todavía tratando de sacarse ramas y hojas de su cuerpo mientras repetía sin cesar: qué me pasó, qué me pasó...?