El cronista no pudo hacer una
crónica demasiado amplia dado que llegó un
poco tarde por motivos musicales que no viene al caso mencionar.
De todas maneras, llegando por
General Paz, cerca de la cancha de Platense, podía percibirse un tufillo a
carne asada. A medida que nos íbamos acercando hacia la calle Arenales, en las
inmediaciones del barrio Häfele, el aroma se hacía cada vez más pronunciado.
Arribado que hubimos al lugar de
marras, ya era insoportable. Casi sin saludar, casi sin sentarse, empezamos a
degustar lo que el dueño de casa había preparado. Ya todos habían terminado, pero eso no fue
obstáculo para que empezáramos a deglutir todo lo que pasaba cerca nuestro:
chorizo, pollo, carne, ensaladas varias y aderezos especiales, tal como dejamos
retratado en el sector fotos.
Como se puede observar, hubo
algunos ausentes, a saber: el Negro (con mayúsculas), el pai, Palanga y don
Héctor (con problemas dentales).
Para destacar, en una de las
fotos se puede observar al compañero Hugo, quejándose del efecto producido por
los aderezos comentados, y en la foto que sigue, las caras incrédulas de Gaby,
Charly, Garchi y Cacho que no entendían los argumentos esgrimidos por “estómago
delicado”. En fin, lo de siempre.
Hasta acá llegamos con la
crónica, nos fuimos cantando bajito y pensando: cómo carajo hacemos para
empardar asados de este nivel?
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